En esta oportunidad el viaje nos lleva hacia un lugar
particular por su paisaje árido, seco, de tierra arcillosa y resquebrajada: Araya.
Nombre que también identifica a la península del oriente de Venezuela, ubicada
en el sector más occidental y nororiental del estado Sucre, al frente de la ciudad
de Cumaná.
Para llegar a Araya vas a la terminal de Ferrys
de Cumaná donde tomas un bote —conocido popularmente como tapaítos—, y en un
tiempo de aproximadamente 15-20 minutos llegas a Manicuare. Ya en este
pintoresco pueblito abordas una de las camionetas que van hacia Araya. Durante el
recorrido (poco menos de 20 minutos) observarás el paisaje característico de
estas regiones, con su vegetación escasa y espinosa y fauna propia de estos
climas. Otra opción para visitar Araya es ir directamente a bordo de La Palita,
una embarcación mucho más grande, especial para los que viajan con carro propio
y cuya duración en el traslado es poco más de una hora.
Encontrarás entre los atractivos de Araya las Salinas, blancos montículos de sal que a la distancia pueden observarse. También lagunas que poseen un particular color púrpura que cambia constantemente, dependiendo de la luz del día y de la profundidad del agua. Maravilla en la que podrás ver cómo se produce la sal, al inundarse la laguna con agua de mar que se deja evaporar, hasta recoger el valioso mineral de roca. Su playa boulevard permite pasear con la línea del mar a un costado, arrojando la fresca brisa marina. En Playa Castillo tendrás la estupenda oportunidad de conocer las ruinas de El Castillo Real Fuerza de Santiago de Arroyo de Araya, construido en 1625, lugar lleno de historias y batallas. Recorriendo su interior te toparás con los vestigios de un tiempo pasado, con túneles y cámaras, además de una vista privilegiada que domina todo el mar. Ten mucho cuidado al recorrer el castillo, ya que presenta muchas formaciones de filos rocosas, grietas en los muros y altos bordes hacia el vacío.
Araya con su hermosa bahía, oleaje moderado y refrescantes aguas es una opción ante el inclemente sol. Con vientos ideales para hacer deportes acuáticos, especialmente el windsurf. Lleva comida, y suficiente agua para mantenerte hidratado. De cualquier forma, en la playa hay toldos y lugares donde puedes adquirir bebidas y alimentos. ¡Ah! Si deseas ver uno de los mejores atardeceres o cielos estrellados, puedes quedarte en una posada para observarlo. Disfruta de esta nueva aventura y nos leemos en el próximo viaje.
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